Es la variedad de formas de vida que constituye una comunidad. A veces se utilizan como sinónimos la riqueza de especies y la diversidad. Sin embargo, la riqueza no toma en cuenta la abundancia relativa de cada especie, por lo tanto no proporciona información acerca de las especies raras que están representadas por unos pocos individuos en las comunidades y que constituyen un dato importante para los ecólogos encargados de la conservación de especies o de áreas naturales vulnerables.
Si se utilizara la riqueza como único dato para determinar la naturaleza de una comunidad, podría llegarse a conclusiones erróneas, pues aunque dos de ellas tengan el mismo número de especies, eso no necesariamente las hace semejantes. Por lo tanto, el conocer la riqueza de especies y su abundancia relativa ayuda a tener una visión más completa de las comunidades.
En la práctica, el conteo de individuos de cada especie para determinar su abundancia puede resultar una tarea extremadamente difícil, debido a la naturaleza poco conspicua de muchos organismos como las bacterias y los protistas o por la naturaleza modular de otros, como las plantas. En su lugar, puede considerarse la biomasa que es la cantidad total de materia viviente que hay en un área determinada.
La riqueza de especies se refiere al número de especies que forman una comunidad. Como se mencionó, determinar la riqueza total puede ser una tarea muy compleja, ya que generalmente los investigadores se especializan sólo en ciertos grupos de organismos. Además, el conocimiento de cada grupo taxonómico requiere de material, equipo y técnicas particulares que difícilmente un solo científico puede dominar. Por lo tanto, esta propiedad generalmente se determina al analizar subcomunidades: por ejemplo, la riqueza de pinos en un bosque de coníferas, de coleópteros en una planta o de peces en un lago.