Este país está considerado entre los diez más ricos del mundo en especies animales y vegetales; es decir, es megadiverso, característica a la que hay que agregar que del 30 al 50% de esas especies son endémicas. Aunque México ocupa el decimocuarto lugar mundial en cuanto a superficie, posee más especies que muchos países de Europa juntos y se estima que su biota incluye 12% de todas las especies de plantas y vertebrados terrestres del planeta.
¿Cuáles son las causas de esa enorme diversidad biológica? El continente americano se divide en dos regiones biogeográficas: Neártica y Neotropical, las cuales confluyen justamente en México, donde se conjuntan flora y fauna boreal propia de las regiones montañosas, de clima templado y frío, con especies tropicales de climas cálidos, secos y húmedos. Su diversidad biológica también resulta de la influencia de diversos factores relacionados con el accidentado relieve del territorio, que incluye planicies, cañadas, costas, desiertos, sierras y cumbres con más de 3 000 m de altitud a todo lo largo del país y que determinan la existencia de diferentes tipos de ecosistemas. Éstos en general se clasifican de acuerdo con el tipo de vegetación y el clima.
Conforme la clasificación de Jerzy Rzedowski (1978), en México se reconocen diez tipos de ecosistemas:
• Bosque tropical perennifolio
• Bosque tropical caducifolio
• Bosque tropical subcaducifolio
• Bosque espinoso
• Matorral xerófilo
• Pastizal
• Bosque mesófilo de montaña
• Bosque de coníferas
• Bosque de Quercus
• Vegetación acuática y subacuática del país
Uno de los aspectos más evidentes de un ambiente terrestre es que el tipo de vegetación y de fauna cambia de un sitio a otro. De hecho, las plantas sirven como indicadoras de las condiciones del medio —como el clima y el suelo— en que viven. Estos cambios en el paisaje reciben el nombre de biomas terrestres, que se nombran como si fuesen entidades perfectamente delimitadas, aunque en realidad, no es posible establecer límites precisos entre ellos, lo que dificulta su clasificación.
Posee la mayor diversidad biológica de todos los ecosistemas mexicanos y del planeta. Libre de heladas y de cambios de estación, cuenta durante casi todo el año con provisión constante de agua, y por ello la vegetación es exuberante. Presenta varios estratos, donde dominan árboles de 30 a 45 m de altura, sin faltar aquellos que se elevan hasta los 60 m. Entre las especies más sobresalientes podemos nombrar: cedro rojo (Cedrela mexicana), ceiba, caoba (Swietenia macrophylla), flor de corazón (Talauma mexicana), zapote (Manilkara zapota), zopo (Guatteria anomala) y guarumo (Cecropia spp.); debajo de estos gigantes, donde el factor limitante suele ser la luz, abundan las trepadoras leñosas y arbustos que toleran la sombra excesiva. Las ramas y troncos están cubiertos por epifitas, como bromelias, orquídeas, helechos, musgos y cactáceas, adaptadas a nichos ecológicos especializados, en los que sólo las orquídeas suman cientos de especies.
Este ecosistema se encuentra en los estados del sureste mexicano: Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas. Inicialmente se distribuía en México a partir de Tamaulipas y San Luis Potosí y se extendía hasta el extremo sur de la costa del Pacífico y la frontera con Guatemala; sin embargo, se ha perdido del 80 al 90% del total de su cobertura debido a actividades como la agricultura y la ganadería.
Es uno de los ecosistemas con mayor distribución en América tropical. Se caracteriza por la talla de sus árboles, que alcanzan hasta 25 m de altura, y porque la mayoría de ellos pierden sus hojas durante la larga sequía; cuenta también con algunas plantas que producen flores, mientras en la época lluviosa el paisaje es frondoso y verde. Estos ecosistemas son únicos y están considerados la contraparte del bosque tropical perennifolio; tienen amplia distribución en climas cálidos de la costa del Pacífico y del Golfo de México, donde se encuentran numerosas especies endémicas adaptadas para enfrentar la estacionalidad climática, tales como el cuajiote o copal (Bursera spp.) y el pochote (Ceiba spp.).
Su paisaje tiene aspecto intermedio y requerimientos climáticos entre el bosque caducifolio y el perennifolio. Comparte especies con éstos y con el bosque espinoso. Presenta un clima cálido con lluvias que escasean durante medio año. La vegetación alcanza alturas de 15 a 40 m, y más de la mitad de los árboles pierden sus hojas durante la temporada seca. Algunas especies representativas son la parota (Enterolobium cyclocarpum), capomo (Brosimum alicastrum), el cedro rojo (Cedrela mexicana), primavera (Roseodendron donellsmithii) y varias especies de ficus, además de lianas y epifitas. Este tipo de ecosistemas se distribuye en la vertiente del Pacífico, en los estados de Nayarit, Jalisco, Sinaloa, Colima, Oaxaca y Yucatán. A diferencia del bosque tropical perennifolio, los bosques subcaducifolios no han sido sometidos a modificaciones drásticas por las actividades agrícolas o pecuarias.
Está representado por un conjunto de árboles bajos y espinosos de 4 a 15 m de altura, que ocupan ambientes secos de tierra caliente, así como algunas regiones áridas con agua en el subsuelo; dominan vegetales como mezquites (Prosopis spp.) y huizaches (Acacia spp.); además encontramos especies interesantes como palo de tinte (Haematoxylon campechianum), cuachalalate (Amphipterygium glaucum) y guayacán (Guaiacum coulteri), así como diversas especies de magueyes (Agave spp.), yucas (Yucca spp.), nopales (Opuntia spp.), (Quercus spp.) y diversas gramíneas. La densidad del arbolado varía, lo mismo que la pérdida de las hojas durante la sequía. Se distribuye desde Sonora y Sinaloa hasta el Istmo de Tehuantepec, en forma de manchones aislados, en altitudes de 0 a 2 200 msnm, por lo que se presenta en una gran variedad de climas desde los cálidos, templados, semihúmedos hasta los secos. Se considera que cubre aproximadamente 5% del territorio nacional. El impacto de la actividad humana sobre este tipo de vegetación ha sido muy importante, porque se encuentra ubicado en suelos adecuados para la agricultura de temporal e incluso de riego.
Incluye arbustos de las regiones con clima seco y semiárido; temperatura y lluvia variables, y condiciones de suelo con cubierta vegetal diversa. Este tipo de ecosistema presenta arbustos con una altura promedio de 1 m, pero pueden alcanzar de 3 a 4 m. Son características las cactáceas como nopales (Opuntia spp.), biznagas (Echinocactus visnaga) y órganos (Cephalocereus hoppenstedtii); y otras como lechuguilla (Agave lecheguilla), diversos tipos de magueyes (Agave spp.), sotol (Dasylirion spp.), guapilla (Hetchia podantha), ocotillo (Fouquieria splendens), cirio (Fouquieria columnaris), candelilla (Euphorbia antishiphylitica) y gobernadora (Larrea tridentata), adaptadas para afrontar la escasez de agua. Cuando llueve, las plantas efímeras anuales brotan rápidamente de semillas enterradas por largo tiempo y forman una colorida cubierta. El matorral xerófilo ocupa 40% de la superficie del país y está distribuido en cuatro zonas: árida de Sonora, desértica de Chihuahua, península de Baja California y valle de Tehuacán-Cuicatlán.
Es un ecosistema en el que predominan las gramíneas o pastos con presencia escasa de árboles y arbustos. Se encuentran de forma generalizada en todo el país, aunque son más frecuentes en las zonas semiáridas. Tienen una época de secas que va de 6 a 9 meses. Se encuentran distribuidos al noroeste del Valle de México, norte del Estado de México, zonas adyacentes de Hidalgo y Querétaro, y en el noreste de Oaxaca. Desde el punto de vista económico tiene gran valor, pues constituye el medio idóneo para las actividades pecuarias, debido a que los pastizales son adecuados para la alimentación del ganado bovino y equino. Se estima que su cobertura es del 10 al 12 por ciento.
Existen variantes del pastizal, como el zacatal o pastizal alpino, que se desarrolla por encima del límite de la vegetación arbórea a altitudes entre 1 500 y 4 000 msnm, y es típico de grandes elevaciones como el Pico de Orizaba, el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, la Malinche, los nevados de Toluca y de Colima, el Cofre de Perote y el Ajusco. Incluye matas de enebro (Juniperus monticula f. compacta) y diversas gramíneas, como Festuca spp., Calamagrostis spp., Muhlembergia spp. y Stipa spp.). Otra variante del pastizal es la sabana, que se presenta en suelos que se inundan en época de lluvias, los cuales se endurecen y agrietan en la época de secas. Se encuentra distribuida en el Istmo de Tehuantepec y en la llanura costera del Golfo de México, en Veracruz y Tabasco. En la sabana, además de la vegetación dominante de gramíneas, se presentan islotes formados por árboles bajos entre los que se encuentran raspaviejo (Curatella americana), nanche (Birsonima crassifolia), tasiste (Paurotis wrightii) y encinos (Quercus spp.).
Espesos bosques con vegetación de hoja ancha —con una altura media de 20 a 45 m—, aunque pueden presentarse árboles que miden hasta 60 m; la mayoría de éstos son de hoja perenne, aunque hay algunos de hojas caducas. Existen abundantes epifitas. El clima es templado y húmedo por la neblina que se presenta durante gran parte del año, pero es menos frío que el hábitat ocupado por encinos y coníferas. Se encuentra en altitudes de 400 a 3 000 msnm. Este tipo de bosque se distribuye en la vertiente este de la Sierra Madre Oriental, a lo largo del estado de Veracruz y en el norte de Chiapas. Entre la vegetación sobresalen encinos (Quercus), copalillo (Liquidambar spp.), magnolia (Magnolia dealbata) y pinos (Pinus spp.). Este tipo de ecosistemas ha sido eliminado de grandes extensiones para el cultivo del maíz, frijol, café y árboles frutales.
Es quizá la vegetación más familiar de climas templados y semihúmedos en zonas montañosas, formada con masas puras de coníferas. Este tipo de ecosistema se encuentra en zonas templadas y semifrías. Presenta una gran variedad del género Pinus (alrededor de 35 especies), que representa 37% del total mundial. Presenta además otros árboles, entre los que podemos mencionar encinos (Quercus spp.), cedro, enebros sabinos o tláxcal (Juniperus spp.), oyamel (Abies religiosa) y álamo Populus. Cubre aproximadamente 5% de la superficie del país y se localiza principalmente en el norte y sur de la península de Baja California, así como a lo largo de la Sierra Madre Oriental, de la Sierra Madre Occidental, de la Sierra Madre del Sur, del Eje Neovolcánico, de las sierras del norte de Oaxaca y de las dos sierras de Chiapas. Las principales alteraciones de este tipo de ecosistema se deben a la utilización continua del fuego para quemar los pastizales, la tala y el desmonte para la explotación agrícola, así como el sobrepastoreo.
Comunidades vegetales características de las zonas montañosas. Se reconocen más de 150 especies de encinos, número muy superior a las que se encuentran en Estados Unidos y Canadá juntos. Su distribución en el país es muy amplia; a excepción de Yucatán y Quintana Roo, se encuentra en todos los estados de la República, en altitudes que van de cero a 3 100 msnm. Además de los encinos, encontramos otros árboles como Pinus, Juniperus, Abies, Cupressus y Fraxinus. Estos ecosistemas han sido muy afectados, debido a que ocupan áreas con suelos adecuados para la agricultura, además de que son explotados de manera local para diferentes usos.
Este tipo de ecosistemas está ampliamente representado en el país, pues posee grandes extensiones de costa, lo que determina la presencia de comunidades variadas con influencia de agua marina y de agua dulce como ríos y lagos. Algunos de estos ecosistemas se mencionan a continuación:
Popales | Constituidos por plantas herbáceas altas, de hojas grandes; característicos de zonas calientes y húmedas con terrenos pantanosos o encharcados gran parte del año. Pueden encontrarse en el estado de Tabasco.
Manglares | Selva o bosque de árboles con raíces aéreas; localizados en las orillas de esteros, estuarios y barras de ríos. Los estuarios son extensiones de agua costera semicercada con una comunicación libre con el mar, en donde se mezclan las aguas marinas con la dulce proveniente del drenaje terrestre; es decir, de los ríos, y con gran influencia de las mareas. Estas condiciones generan características únicas de salinidad, temperatura, circulación de agua y nutrientes, que determinan la presencia del manglar, con una flora y fauna particulares, que lo hacen muy propicio como zona de crianza para muchas especies marinas y dulceacuícolas, como el camarón; es por eso que su conservación adquiere una importancia fundamental. Las especies sobresalientes de este ecosistema son: Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa y Conocarpus erecta. En México es posible encontrar este tipo de ecosistema a lo largo de las costas en ambos litorales.
Arrecifes coralinos | Son ecosistemas compuestos por algas, corales pétreos, corales blandos, esponjas, estrellas de mar y peces tropicales. Tienen gran importancia ecológica por su alta productividad biológica y diversidad específica; presentan una gran belleza escénica. Los corales se desarrollan en aguas cálidas del Golfo de México, y más densamente en aguas del Caribe mexicano; al sur del Golfo de California, en el Pacífico, también existen arrecifes, aunque más pequeños.
Entre los ecosistemas dulceacuícolas, de extensión sensiblemente menor, podemos distinguir dos formas básicas, de acuerdo con el tipo de movimiento o flujo de sus aguas: los de aguas quietas o lénticos, como los lagos, y los de aguas corrientes, o lóticos, como los ríos.
La orografía del país ha originado un relieve muy heterogéneo a lo largo de su extensión geográfica; este fenómeno ha generado cuencas hidrográficas con una considerable cantidad de ríos y lagos de extensiones y flujos muy variados. Actualmente, muchos de sus ríos presentan un alto grado de contaminación, pues por mucho tiempo han sido utilizados como un drenaje natural y directo de desechos domésticos e industriales que afecta también a los lagos en los que vierten sus caudales. Otro impacto desfavorable importante ha sido la desviación de sus cursos naturales por la construcción de presas que rompen su dinámica y que afectan a las comunidades del río y a las que se beneficiaban con su flujo. Entre los ríos de mayor caudal y extensión podemos mencionar: Grijalva, Usumacinta, Bravo, Lerma-Santiago, Papaloapan y Coatzacoalcos, y entre los lagos con mayor extensión figuran: Chapala, Pátzcuaro, Catemaco, Cuitzeo y Montebello.