Los avances científicos y médicos han ocasionado una disminución en la fecundidad y un aumento en la esperanza de vida. A su vez, la industrialización, que sin duda ha cambiado la estructura de la familia y sus funciones, ha incorporado a la mujer al trabajo productivo. Actualmente en México, se calcula que tres de cada cuatro madres de niños en edad escolar trabajan; más de la mitad de las nuevas madres regresan a sus empleos después del nacimiento de sus hijos.
Por su fisiología reproductiva, anteriormente la mujer sólo tenía un papel en la crianza de los hijos. Si la ocupación del hombre era la reproducción material y el sustento de la familia, las actividades de la mujer estaban encaminadas a mantener el orden en la esfera doméstica mediante el cuidado de los hijos y el marido, la limpieza de la casa y el funcionamiento general del hogar. Esta situación es distinta desde que la mujer se incorporó al mercado laboral. El cuadro 6.2 muestra estadísticas del año 2002 reunidas por el INEGI a propósito del día de la madre.