El duelo (del latín dolus, dolor) es el proceso mediante el cual se acepta la muerte. Psicológicamente, se considera como la reacción natural ante la pérdida de una persona o un suceso significativo. Según el especialista español Marcos Gómez Sancho, en el duelo intervienen componentes físicos, psicológicos y sociales, con intensidad y duración proporcional a la dimensión y el significado de la pérdida.
Este proceso toma diferentes matices con el tiempo. La doctora Elisabeth Kübler- Ross, fundadora de la tanatología moderna, reconoce cinco fases del duelo:
1] Negación: en esta etapa no se acepta la idea de que la persona murió o va a morir.
2] Ira o enojo: existe molestia y la persona se pregunta: "¿Por qué a mí?" Se manifiesta con agresiones verbales a quienes la rodean, temor ante la toma de decisiones y respecto al futuro inmediato.
3] Negociación: se adopta un comportamiento diferente y se anhela un poco más de tiempo de vida. Aparece el arrepentimiento y se busca que algo "milagroso" suceda. Para ello se ofrece un sacrificio, algo a cambio.
4] Depresión: la persona suele alejarse de la gente y de todo tipo de actividad. Experimenta sentimientos de desamparo, pérdida de la esperanza, impotencia, tristeza, decepción y soledad.
5] Aceptación: en esta etapa, a la que no necesariamente llegan todas las personas en proceso de duelo, se acepta la realidad de la pérdida, se deja de idealizar a la persona fallecida y se comienzan nuevos planes con vistas al futuro.
El duelo es un proceso normal para el ser humano, pero existen casos extremos en los que puede llegar a requerirse ayuda profesional. Ante la desaparición y pérdida de una persona querida es necesario trabajar en el significado del duelo, como consecuencia del impacto que tiene para los familiares.