Con la finalidad de satisfacer las necesidades nutritivas del organismo humano, la dieta debe incluir una cantidad de energía proveniente, en proporciones adecuadas, de diversos alimentos. Ningún alimento por sí solo, a excepción de la leche materna en los primeros meses de vida, contiene una distribución adecuada de los requerimientos nutrimentales.
Los seres vivos requieren del suministro de energía por tres razones principales: 1] para formar moléculas complejas y otras de importancia biológica a partir de compuestos más simples; 2] para el transporte activo de moléculas a través de las membranas celulares, y 3] para realizar trabajo mecánico, como la actividad muscular.
Se recomienda que alrededor de la mitad de la energía se administre en forma de carbohidratos, como máximo una tercera parte en grasas y el resto en proteínas. La distribución de estos nutrimentos en las proporciones indicadas resulta en una dieta balanceada, la cual deberá cotejarse con los requerimientos individuales de cada persona. Para lograr una alimentación balanceada, en cada comida se deben consumir los tres grupos de alimentos según el cuadro 4.2 y la figura 4.2.
Es importante identificar que también se requieren otros elementos, como vitaminas, agua y algunos metales, para favorecer procesos metabólicos que permitan obtener la energía necesaria de los alimentos. Algunos nutrimentos son indispensables para la vida y deben ser administrados de forma continua con la alimentación.