Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
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5.2.3 Los riesgos hidrometeorológicos

En conjunto, los riesgos hidrometeorológicos son los que producen mayores pérdidas en el mundo, tanto de vidas como económicas, y están asociados con la variabilidad de las condiciones meteorológicas. Su origen se relaciona con el sistema atmósfera-hidrosfera, por la existencia de variaciones en la presión o la temperatura que generan vientos de gran velocidad y precipitaciones muy intensas. Entre éstos destacan los ciclones tropicales, las inundaciones y las sequías.

Los ciclones tropicales que se forman en el océano Pacífico también son llamados tifones, mientras que los del mar de las Antillas se denominan huracanes. Estos fenómenos presentan vientos intensos acompañados de gran nubosidad, fuertes lluvias que originan la elevación del nivel del mar (marea de tormenta) y oleaje impetuoso.

Los ciclones se producen sobre el mar en latitudes intertropicales, particularmente durante el verano y el otoño, cuando la temperatura de los océanos alcanza sus grados máximos; en su formación confluyen varios factores, como la elevada temperatura del agua oceánica y la existencia de aire relativamente frío en la alta atmósfera. En estas condiciones el aire húmedo y caliente genera fuertes corrientes ascendentes que dan lugar a una abundante y rápida condensación de vapor de agua que muy pronto adquiere la forma de una enorme espiral de nubes densas, las cuales giran alrededor de una zona central (ojo del ciclón) que se desplaza lentamente sobre las aguas cálidas, de cuya energía se alimenta.

En el ciclón tropical, las nubes de tormenta alcanzan más de 20 km de altura y desencadenan lluvias intensas y vientos huracanados. En cambio la zona del ojo del ciclón presenta una presión atmosférica muy baja y viento en calma. Los ciclones tropicales se clasifican de acuerdo con la intensidad de sus vientos.

La depresión tropical. Es un sistema organizado de nubes con una circulación definida y cuyos vientos máximos sostenidos son menores de 62 km/h. Puede formarse lentamente a partir de una perturbación tropical.

La tormenta tropical. También es un sistema organizado de nubes con una circulación definida y cuyos vientos máximos sostenidos fluctúan entre 62 y 118 km/h. Corresponde a la fase de desarrollo de un ciclón tropical y a partir de esta etapa se le asigna un nombre.

Ciclón tropical (huracán). Es el más severo de los fenómenos meteorológicos y corresponde a su etapa de madurez. Se caracteriza por un centro de baja presión llamado ojo del huracán, el cual está rodeado de bandas nubosas dispuestas en forma de espirales que giran alrededor de su centro –en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y de manera opuesta en el hemisferio norte–, producen vientos que sobrepasan los 119 km/h, y llegan a 240 km/h en los huracanes más intensos y también provocan lluvias torrenciales.

Los ciclones tropicales se presentan en siete regiones del mundo y se distribuyen de la siguiente manera:

Por lo tanto, existen áreas costeras de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico que están sujetas a dichas perturbaciones tropicales. Por ejemplo, la temporada de ciclones en el Atlántico dura de junio a noviembre, pero la época con mayor número es desde mediados de agosto hasta finales de octubre.

Los ciclones pueden causar graves daños en las costas e incluso en zonas del interior. Los vientos llegan a alcanzar velocidades superiores a 200 km/h. Estos fenómenos tropicales también pueden crear marejadas a lo largo de las costas y provocar grandes daños debido a las fuertes lluvias.

La peligrosidad de los ciclones tropicales se basa en cinco categorías según la velocidad del viento, la presión central y el potencial de daños (escala Saffir-Simpson). Los de categoría tres, cuatro y cinco se consideran muy peligrosos, aunque los de categorías uno y dos también son dañinos y merecen toda atención.

Los ciclones pueden producir lluvias torrenciales generalizadas. Las inundaciones son la consecuencia más destructiva. Las tormentas que avanzan despacio y las tormentas tropicales que avanzan hacia zonas montañosas tienden a producir lluvias especialmente fuertes. La lluvia excesiva puede ocasionar derrumbes de tierra o aludes de lodo, en especial en las regiones montañosas. La intensa precipitación también puede provocar inundaciones repentinas. El desbordamiento de los ríos y arroyos puede persistir durante varios días después de la tormenta.

Los daños causados por los ciclones tropicales no sólo dependen de su intensidad, sino también de su trayectoria hacia a zonas más o menos habitadas, y de los recursos disponibles para hacer frente a tal situación.

Las inundaciones se producen tanto por causas climáticas como por acciones geológicas y humanas. Entre ellas están las ocasionadas por el paso de los huracanes, tormentas intensas, la fusión rápida de la nieve, retenciones de agua con obstáculos en los cauces naturales de los ríos, avalanchas y deslizamientos, la rotura de presas o llegada de tsunamis.

Las inundaciones son otro de los riesgos hidrometeorológicos más comunes en el mundo. Los efectos de las inundaciones pueden ser locales, que impactan una comunidad, o muy grandes, que afectan cuencas fluviales enteras. No todas las inundaciones son iguales; algunas se desarrollan lentamente, en ocasiones a lo largo de un periodo de varios días. Sin embargo, las inundaciones repentinas se producen a gran velocidad, a veces en tan sólo unos minutos y sin señales visibles de lluvia.

Las inundaciones repentinas suelen tener un torrente de aguas impetuosas que arrastra casi todo lo que encuentra a su paso: rocas, lodo y otros escombros. Las inundaciones ocurren fuera del cauce de un río o riachuelo, como cuando se rompe un dique, pero aun así pueden ser destructivas. Igualmente pueden ocurrir inundaciones cuando una presa se rompe y produce efectos parecidos a las inundaciones repentinas.

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Partes principales de la estructura de un ciclón tropical.

Las inundaciones representan uno de los principales desastres naturales que afectan constantemente diversas comunidades en diferentes partes del mundo, tanto en áreas rurales como en grandes metrópolis.

Las condicionantes naturales climáticas, geológicas y del relieve de un determinado lugar son decisivas en la ocurrencia de inundaciones. Por otro lado, su frecuencia y magnitud tienen, muchas veces, una relación profunda con la forma e intensidad de las acciones humanas realizadas en el medio natural. Se puede decir, por lo tanto, que además de las condicionantes naturales, las acciones modificadoras hechas por el hombre influyen en la ocurrencia de daños durante las inundaciones, principalmente en las áreas urbanas.

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Zonas de formación y trayectoria de los ciclones tropicales.

Se debe tener conciencia de los riesgos de inundación sin importar dónde se viva, pero en especial si se reside en un área baja, cerca del agua o corriente abajo de una presa. Hasta los arroyos muy pequeños, riachuelos, alcantarillas, cauces secos de ríos o terrenos bajos que parecen inofensivos pueden inundarse.

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Las medidas más utilizadas para prevenir las inundaciones son:

Desde épocas antiguas, muchas son las referencias en las que se habla de las grandes y pequeñas sequías que han afectado al mundo. En el siglo XX los efectos más graves y conocidos se dejaron sentir en regiones de África y Asia, así como en Europa, Estados unidos de América, Canadá y Australia, entre otros.

La sequía se refiere a un hecho esencialmente climático, pero también incluye aspectos económicos y sociales relacionados con el uso del agua y con diversas obras realizadas por el hombre. El aspecto climático de sequía se refiere a la falta o escasez de agua en una región determinada. La extensión de la sequía puede variar desde una región pequeña hasta un espacio muy extenso.

La sequía difiere de otros riesgos hidrometeorológicos por su temporalidad; el inicio y el final son a menudo algo inciertos y su duración puede ser relativamente prolongada. El origen de una sequía está en la ausencia de lluvia, la falta de humedad en el suelo y el uso que de éste haga la población.

Hoy en día se sabe que las sequías se deben a la presencia de anomalías en los patrones generales de circulación atmosférica, así como a las características ambientales del lugar, su latitud, altitud, condiciones orográficas, suelo, etc., las cuales influyen en los cambios de la precipitación, así como en el escurrimiento superficial y subterráneo. Asimismo se considera que el calentamiento global y las modificaciones tanto naturales como inducidas en la atmósfera del planeta, derivadas de las actividades humanas, pueden contribuir sensiblemente a su presencia.

La sequía produce una serie de impactos que incluyen los ámbitos social, ambiental y económico de un territorio y su alcance cubre más allá del área que experimenta plenamente este fenómeno. Dicha situación se presenta porque el agua es un recurso básico para nuestra capacidad de producir mercancías y de proporcionar servicios. Algunos efectos duran poco tiempo y las condiciones regresan a la normalidad al finalizar la sequía. otros pueden ser de mayor duración o permanentes.

Los efectos de la sequía son comúnmente clasificados como directos o indirectos. Los primeros hacen referencia a la pérdida de cultivos, a la menor producción forestal, al mayor riesgo de incendios, a niveles reducidos de agua disponible, a la creciente mortandad del ganado y de la fauna, así como a los daños al hábitat de la flora y de la fauna. Por su parte, las consecuencias de estos efectos ilustran impactos indirectos. Por ejemplo, la reducción en las cosechas y productividad del bosque puede ocasionar menores ingresos para los agricultores; los precios crecientes para el alimento y la madera, y el desempleo y la falta de préstamos, pueden llevar a abandonar las actividades y emigrar.

La sequía también se asocia con el aumento de plagas por insectos, la enfermedad de plantas y la erosión provocada por el viento; además durante los periodos de sequías aumenta dramáticamente la posibilidad de incendios forestales. No obstante, los agricultores no son los únicos que padecen durante las sequías; los negocios que proporcionan mercancías y servicios a los granjeros también son afectados. Si la sequía llega a permanecer un largo periodo, puede conducir al desempleo y a la pérdida de ingresos.

Actividades de recreación y turísticas también son afectadas por la sequía, ya que los turistas no desean viajar a un país con una escasez severa de agua. Igualmente la escasez de ciertos productos por el mismo fenómeno da lugar a su compra en otros sitios e inclusive a la importación.

Otros impactos de la sequía son sociales, pues afectan la salud, la seguridad pública, provocan conflictos entre los usuarios del agua y reducen la calidad de vida. Durante las sequías mucha gente emigra; cuando esto sucede, el área pierde una buena parte de su población, y por esta razón tiene menos ayuda financiera.

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Distribución de la sequía en México. Fuente: Hernández et al. (2007), Mitos y realidades de la sequía en México, Temas selectos de Geografía de México, Instituto de Geografía, UNAM.

En países como México la presencia de las sequías es bastante recurrente debido a su posición geográfica cercana a zonas de bajas precipitaciones, así como por la gran variación de las lluvias entre un año y otro.

Entre otros riesgos hidrometeorológicos que pueden llegar a provocar desastres se encuentran los tornados, los cambios extremos de temperatura y las tormentas.

Los tornados son remolinos de gran intensidad, violentos e impredecibles, que se prolongan hacia abajo desde la base de una nube de tormenta en forma de embudo. Se originan debido al enfrentamiento de fuerzas contrarias: la fuerza del viento que gira en círculo por la rotación terrestre y la fuerza de succión que aspira el aire caliente. El viento asciende hacia zonas más frías y, al enfriarse, genera mayor succión. No se sabe con exactitud la velocidad del centro del tornado, pero se estima de unos 500 km/h, aunque sólo 2% de los tornados giran a velocidades superiores a los 300 km/h.

Los tornados se localizan por lo general en la zona de transición entre las masas de aire polar y tropical, entre los 20 y 50 grados de latitud en ambos lados del Ecuador. Los lugares con mayor frecuencia de tornados son las llanuras centrales de Estados unidos. Pueden llegar a ser devastadores, aunque miden alrededor de 50 m de ancho, viajan a 50 km/h y duran sólo unos pocos minutos.

Los cambios extremos de las temperaturas pueden generar ondas frías o cálidas; en el primer caso se trata de episodios atmosféricos de corta duración ocasionados por un fuerte enfriamiento nocturno o la invasión de aire muy frío, lo que favorece la presencia de heladas. En cambio, las ondas de calor se relacionan con la entrada de aire muy cálido que propicia altas temperaturas por varios días e inclusive semanas y encuentran vinculadas con las sequías. Tanto las ondas frías como las cálidas suelen afectar las zonas en latitudes medias de la Tierra.

Por último, muy relacionadas con los ciclones y las inundaciones se encuentran las tormentas, fenómenos que se producen cuando la atmósfera es inestable, es decir, en aquellas condiciones que generan importantes movimientos del aire en sentido vertical, mismas que favorecen el desarrollo de nubes que aportan abundantes precipitaciones acompañadas de relámpagos, vientos intensos y la formación de granizo.


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