Uno de los más comunes riesgos antrópicos se relaciona con los productos químicos, pues se encuentran por doquier. Para purificar el agua, aumentar la producción de cosechas y simplificar los quehaceres del hogar. Las sustancias químicas también resultan peligrosas para los seres humanos o el medio ambiente si se usan o liberan incorrectamente. Pueden presentarse riesgos durante la producción, almacenamiento, transporte, uso o eliminación de estas sustancias. El riesgo es mayor si un químico se usa de manera imprudente o se libera en cantidades nocivas en el ambiente donde se vive, trabaja o juega.
La cantidad de incidentes peligrosos con sustancias químicas ha aumentado, sobre todo como resultado del mayor número de nuevas sustancias y las oportunidades para los errores humanos que acarrea el uso de estos materiales.
Los fabricantes de productos químicos son una fuente de materiales peligrosos, pero hay muchas otras que incluyen gasolineras, hospitales y sitios de desecho de materiales peligrosos. Asimismo, en casi todos los hogares se utilizan productos que contienen materiales o sustancias químicas peligrosas, como limpiadores de hornos, de desagües, inodoros, blanqueadores de ropa, insecticidas, veneno para ratas, quitaesmaltes, pegamentos, disolventes, pilas, etc. Es evidente la gran cantidad de productos que pueden provocar riesgos sin el uso adecuado.
Los riesgos químicos están igualmente relacionados con las operaciones industriales que por defecto, omisión o alteración de cualquier especie, pueden generar un accidente con consecuencias potenciales para la sociedad, como son fugas o explosiones de gas, fugas de aguas contaminadas, derrame de sustancias tóxicas durante su transporte, etc. Es por ello que las medidas más convenientes a tomar ante los riesgos químicos son las acciones de prevención.
Otro caso importante lo constituyen las plantas de energía nuclear que utilizan el calor generado por la fisión nuclear de elementos radiactivos para convertir agua en vapor e impulsar los generadores que producen electricidad. A pesar de la supervisión y el control en la operación de estas plantas, siempre existe la posibilidad de que ocurra un accidente que podría provocar niveles peligrosos de radiación que afectarían la salud y la seguridad de los habitantes de las zonas cercanas a la planta nuclear.
Por tanto, el peligro es la exposición a la radiación, que proviene de la liberación de material radiactivo del reactor de la planta en el ambiente, por lo general caracterizada por una columna (una formación parecida a una nube) de gases y partículas radiactivas. Los principales riesgos para la población en las cercanías son: exposición del cuerpo a la radiación de la nube y partículas depositadas en el suelo, inhalación o ingestión de materiales radiactivos. La radiación tiene efecto acumulativo: cuanto más tiempo se expone una persona a la radiación, tanto mayor será su efecto. una alta exposición a la radiación puede ocasionar enfermedades graves o la muerte.
Los gobiernos y compañías tienen planes de respuesta a emergencias en caso de que ocurra un incidente en alguna planta de energía nuclear. En estos planes se definen dos zonas de emergencia, la primera es evacuar un área con un radio de 13 km alrededor de la planta, donde existe la posibilidad de que la exposición directa a la radiación dañe a la gente del lugar. La segunda zona abarca un área más amplia, puede llegar a un radio de hasta 70 km, ahí los materiales radiactivos podrían contaminar las fuentes de agua, los cultivos y el ganado.
Las principales medidas de prevención de los accidentes en plantas nucleares requieren considerar factores como: