Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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6.3.4 La globalización

Este concepto se refiere a la integración de los países del mundo a una economía de carácter mundial, en la que el comercio y los movimientos financieros juegan un papel fundamental. También son importantes en este proceso factores como los flujos de personas que se desplazan de un país a otro para vender su mano de obra, así como el traslado de tecnología a través de las fronteras internacionales. En la globalización se insertan también factores de tipo cultural, ambiental y político que tienen una influencia notable en la marcha de la economía mundial.

Immanuel Wallerstein caracteriza este proceso como el establecimiento de una “economía mundo”, donde la garantía del libre flujo de capitales y mercancías favorece el dominio del mercado mundial por parte de los grandes consorcios que han pugnado por estandarizar el consumo, destruyendo o apropiándose de las pequeñas y medianas empresas. Esto les ha permitido extenderse por todos los rincones del mundo, lo cual garantiza a los grandes consorcios el control global. De este modo cada habitante del planeta es consumidor de los productos elaborados por los grandes consorcios, mismos que establecen sus plantas de producción donde les garanticen mejores condiciones de operación: menores cargas fiscales y mano de obra e infraestructura baratas. En este escenario, las fronteras económicas han desaparecido pero las políticas se mantienen y se refuerzan porque constituyen una garantía de seguridad para las corporaciones dominantes.

El aspecto más característico del proceso de globalización es el dinamismo que presenta la actividad comercial, que ha desbordado las fronteras que la constriñeron antes y en el siglo XXI se expande por todos los rumbos. una idea medular de la globalización es la especialización económica, que consiste en que cada país o cada persona puede concentrar sus esfuerzos en aquello que mejor sabe hacer. Los apologistas de la globalización la consideran una solución a los problemas de la desigualdad en el mundo porque permitiría un desarrollo económico homogéneo y para ello argumentan que debe darse prioridad a la macroeconomía; es decir, cuidar que las condiciones de operación de las grandes empresas estén garantizadas para estimular la inversión y el ahorro.

En el contexto de la globalización se busca que los gobiernos abran sus mercados a los capitales foráneos y los dueños de éstos presionan por llevar a cabo reformas estructurales que permitan la inversión externa directa en todos los renglones productivos de cada país. otro objetivo es que los gobiernos restrinjan la administración pública y den entrada a la implantación de programas educativos, de capacitación e investigación que favorezcan la formación de recursos humanos para las empresas, al tiempo que se orienta la gestión de la deuda externa con el fin de asegurar que la inversión no atienda el gasto social, sino que se invierta en la infraestructura que garantice el funcionamiento de los grandes consorcios extranjeros. Ésa es la tarea asignada a los países que reciban capitales externos. Dicho esquema otorga a los países desarrollados el control de la economía.

No obstante, después de más de veinte años de globalización, es difícil encontrar signos positivos fuera del mundo desarrollado. En algunos países se han registrado avances significativos pero la pobreza se ha extendido hasta niveles extremos y los beneficios anunciados no aparecen por ninguna parte. Incluso, en algunos países desarrollados, como Estados Unidos, amplios sectores de la población han padecido una severa disminución en sus estándares de bienestar y la pobreza ha ganado terreno en forma evidente.

Lo anterior significa que se ha dado un proceso inverso a la globalización, que produce inestabilidad social, es decir, fragmentación. Esto se observa en el hecho de que si bien ha aumentado el ingreso per cápita de ciertos países, la distribución de la riqueza continúa desequilibrada y da lugar a la multiplicación de grupos marginados que no hallan acomodo en el modelo económico por su escaso nivel socioeconómico, técnico y educativo. Todo esto se manifiesta en el crecimiento exponencial del comercio informal, el aumento de la delincuencia y el recrudecimiento del narcotráfico. Además, se han multiplicado los flujos masivos de migrantes que, al no encontrar empleo o no recibir incentivos para la producción agrícola, buscan en las regiones centrales el empleo que les garantice su supervivencia.

El historiador y politólogo Pablo González Casanova definió la globalización como un proceso de dominación y apropiación del mundo en términos político-militares, financiero-tecnológicos y socio-culturales. Agrega que los países que han sido más afectados por el proceso globalizador han llegado a la condición de carecer de políticas monetaria, fiscal, de inversiones y de gasto público propias, lo que equivale a perder soberanía. Así, el megacomplejo dominante, o el complejo de complejos dominantes, posee grandes empresas que disponen de bancos para su financiamiento; de centros de investigación científica para sus tecnologías; de agencias de publicidad para difundir las virtudes de sus productos; de políticos y militares para la apertura y ampliación de sus “mercados de insumos’’, de sus mercados de realización y venta o de sus mercados de contratación de trabajadores calificados y no calificados.

Por otra parte, la apropiación de nuevos espacios para la actividad humana se ha acelerado desde el inicio del presente siglo, lo que los ha insertado en el proceso de globalización. Se trata de la ocupación de lugares que hasta el momento habían escapado a la actividad humana. Es el caso de espacios como los fondos marinos, las masas oceánicas en sí mismas, la superficie del mar, los espacios aéreo y exterior y los casquetes polares, que ahora son vistos como fuentes de recursos naturales y como lugares de tránsito para mercancías, lo mismo que escenarios en donde se dan las confrontaciones por el dominio de la política y la economía. Representan, entonces, espacios estratégicos de primer orden y su importancia va en aumento día a día.

Esos nuevos espacios sociales están quedando bajo el control de los países desarrollados, a excepción de la Antártica, en donde países periféricos, como Argentina y Chile, se han asentado con pleno derecho y ejercen su soberanía.


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