El relieve mexicano es el resultado de levantamientos y plegamientos de diversas orogenias lo que, aunado a su posición latitudinal y situación entre dos océanos, le confieren características geológicas, meteorológicas y de biodiversidad extraordinarias que le proporcionan un alto potencial de desarrollo.
La estructura litológica del territorio mexicano está constituida por gruesas capas de rocas calizas acumuladas durante millones de años en el fondo de un océano primitivo.
Hace 65 millones de años dichas capas fueron elevadas y comprimidas (plegadas) por fuerzas tectónicas, por encima del nivel del mar; esto da como resultado las formas más representativas del relieve en México.
En primer lugar emergió la porción occidental del territorio actual, las montañas del sistema californiano en la península de Baja California, que se divide en dos sistemas principales: al norte la sierra San Pedro Mártir y la sierra de Juárez, ambas son la prolongación de las sierras Nevada y Cascadas de California.
En segundo lugar se plegaron y fracturaron las sierras Madre occidental y del Sur, y permitieron flujos de lava que cubrieron sus mayores alturas. En la Sierra Madre occidental, localizada desde Sonora hasta Jalisco, predominan formaciones de origen volcánico cuyas altitudes sobrepasan los 3 000 metros. La Sierra Madre del Sur, formada por la convergencia de las placas tectónicas de Cocos y Norteamericana, se compone principalmente por elevaciones superiores a los 2 000 metros y se localiza paralela al litoral en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
Posteriormente se plegó la porción oriental del territorio mexicano formándose la Sierra Madre oriental, compuesta de rocas sedimentarias de origen marino, que abarca parte de los estados de Nuevo León, San Luis Potosí, Puebla e Hidalgo. Esta sierra en general es de escasa altitud, pero alcanza sus mayores elevaciones en la parte norte, donde llega a superar los 3 000 metros.
Entre las sierras Madre oriental y occidental se ubica el Altiplano Mexicano, que es una amplia meseta producto del ascenso tectónico y cubierta por la erosión de las montañas circundantes. El altiplano abarca las entidades del centro-norte del país, desde los estados de México, Distrito Federal y Puebla, hasta Chihuahua y Coahuila.
Finalmente emergió la península de Yucatán, resultado de la emersión de la plataforma continental del fondo marino, que se caracteriza por la ausencia de montañas, y la roca caliza que la forma favorece un tipo de relieve compuesto por grutas, cenotes o dolinas.
Al inicio de la era Cenozoica, la placa de Cocos penetró por debajo de la Sierra Madre del Sur, y fracturó el bloque continental a lo largo del paralelo 19° de latitud norte, lo que generó una falla geológica y una serie de fracturas de donde emergieron numerosos flujos de lava que originaron montañas volcánicas conocidas en su conjunto como Sistema Volcánico Transversal, el cual ocupa la porción centro-sur del país desde los estados de Jalisco y Colima hasta el estado de Veracruz. Entre los volcanes que destacan se encuentran el Pico de Orizaba, el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el Nevado de Toluca y el Volcán de Fuego de Colima.
El Sistema Volcánico Transversal es el límite sur de la Altiplanicie Mexicana y el límite norte de la Depresión del Balsas que se extiende hasta la Sierra Madre del Sur. Es una depresión relativa con una altitud que varía entre los 200 y 800 metros, ocupa porciones de los estados de Michoacán, Guerrero, Morelos, México, Puebla y Oaxaca, y por ella fluye el curso del río Balsas.
Finalmente, como resultado de la erosión y los movimientos tectónicos que acompañaron la evolución territorial de México se formaron llanuras paralelas a las costas del país. La amplia llanura costera del Golfo de México, de origen marino, se extiende desde el norte de Tamaulipas hasta el centro de Veracruz donde se reduce para dar paso al Sistema Volcánico Transversal. Pasado este punto la llanura se amplía hasta el límite con la península de Yucatán. La llanura costera del Pacífico, en los estados de Sonora, Sinaloa y Nayarit, donde es muy amplia, hasta Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, donde se estrecha y en algunos casos casi desaparece, se formó por la acumulación de materiales sedimentarios acarreados por los ríos desde las sierras Madre occidental y del Sur.
Estas llanuras, mesetas, depresiones y los sistemas montañosos forman el relieve mexicano y constituyen sus regiones fisiográficas, mismas que influyen en las manifestaciones de biodiversidad, el establecimiento de asentamientos de población, el trazo de las vías de comunicación y los flujos poblacionales.
Los procesos geológicos en el territorio mexicano no han cesado; la llanura costera del Golfo de México sigue levantándose lentamente y las manifestaciones volcánicas se mantienen presentes. Ejemplos de ello son el nacimiento del volcán Paricutín, en Michoacán, en 1943; la erupción del Chichón en Chiapas, en 1982, así como la del Volcán de Fuego de Colima, en junio de 2005, y la reactivación del Popocatépetl, en diciembre de 1994.
La naturaleza geológica de México propicia fenómenos de alto riesgo como:
El vulcanismo en las inmediaciones del Sistema Volcánico Transversal, que puede afectar en los poblados ubicados cerca de volcanes potencialmente activos: es el caso de las áreas metropolitanas de la ciudad de México, Tlaxcala y Puebla, situadas en la zona de influencia de una posible erupción del Popocatépetl, en la que los flujos de piroclastos alcanzarían el área poblana y tlaxcalteca, mientras que las cenizas volcánicas amenazarían a la ciudad de México. Por su parte, Colima y Ciudad Guzmán están en riesgo por una erupción mayor del Volcán de Fuego de Colima.
La actividad sísmica en el caso de las costas de Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, situadas en el borde de la Trinchera Mesoamericana, donde ciudades como Acapulco, Puerto Vallarta, Colima, Uruapan, Chilpancingo, Oaxaca y Huajuapan están situadas en una zona de alto riesgo. una situación extraordinaria es la ciudad de México debido a la naturaleza no consolidada de su suelo, por lo que el riesgo se materializó con el terremoto del 19 de septiembre de 1985. No obstante, los lugares ubicados a lo largo de la falla de San Andrés, que se extiende por debajo del golfo de California hasta la ciudad estadunidense de San Francisco también presentan movimientos sísmicos de forma frecuente.
Lo anterior obliga al diseño de estrategias de prevención de desastres para capacitar a la población y sepa qué hacer en caso de sismo o erupción volcánica, ya que la dinámica de las placas tectónicas en torno a la Trinchera Mesoamericana es un peligro latente.
La posición geográfica del territorio mexicano, sus características geológicas, su topografía, así como el crecimiento y la marginación de la población son factores que influyen en el incremento de la exposición a riegos de desastres.
Los riesgos de origen geológico provienen de los sismos, la actividad volcánica, los deslizamientos de laderas, entre otros; los hidrometeorológicos, de eventos como inundaciones, nevadas, sequías y huracanes.
En cuanto a los riesgos geológicos, la región central de México se ubica en una de las zonas de más alta sismicidad debido a que la cruzan o circundan cinco placas tectónicas. Frente a las costas de Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, las placas de Rivera, Orozco y Cocos se desplazan por convergencia y subducción debajo de la Norteamericana y en el noroeste –en el golfo de California– se presenta un movimiento lateral entre la placa del Pacífico y la Norteamericana. Es por ello que en México se registra una de las mayores actividades sísmicas del mundo.
Aunado a esto, la presencia de actividad volcánica en el territorio y especialmente a lo largo del Sistema Volcánico Transversal (el Popocatépetl y el Volcán de Fuego de Colima) significa un riesgo para numerosos centros de población.
En el caso de los deslizamientos de laderas se deben a la presencia de relieve abrupto, sustrato rocoso inestable y lluvias abundantes que saturan de humedad el sustrato debilitando las laderas, lo que favorece deslizamientos que afectan las vías de comunicación y centros de población situados en sus inmediaciones. Las laderas de las montañas en los estados del sureste de México, Oaxaca, Tabasco, Veracruz y Chiapas, son las más expuestas debido a que son regiones de gran humedad y relieve muy abrupto.
La posición geográfica de México, aunada a la compleja configuración de su relieve, favorece la exposición a riesgos hidrometeorológicos tales como las sequías en la porción norte del país, que a su vez potencian el riesgo de incendios forestales. En contraste, hay lugares expuestos a lluvias torrenciales que propician inundaciones, en especial desde la zona costera de Tamaulipas hasta la parte central de Tabasco; el litoral de los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, así como las costas de Jalisco, Colima, Nayarit y Sinaloa.
Además, México se ubica geográficamente dentro de las posibles rutas de ciclones tropicales, lo que incrementa la llegada de huracanes a las costas mexicanas, tanto del océano Pacífico como del Golfo de México y el mar de las Antillas. Incluso, la dinámica atmosférica que se presenta sobre el territorio nacional provoca lluvias intensas y tormentas eléctricas, en especial en el verano; en cambio, durante el invierno pueden llegar masas de aire frío provenientes del norte de América que ocasionan un descenso en la temperatura y pueden provocar nevadas y heladas en algunas zonas del norte y centro del país, así como en la parte más alta de los sistemas montañosos de mayor altitud.
Por lo anterior, es urgente la planeación de estrategias para la prevención de desastres, así como su inclusión dentro de las políticas estatales con el fin de aplicarlas para evaluar, prevenir y dar respuesta a una situación de emergencia. una propuesta que se ha hecho con el fin de reducir los riesgos de desastres en México es el Atlas Nacional de Riesgos de la República Mexicana, publicado por la Secretaría de Gobernación. Con él se pretende disminuir la vulnerabilidad de la población que en mayor o menor medida está expuesta a riesgos.