A través del vulcanismo y los procesos hidrotermales, los minerales son enriquecidos y transportados a capas terrestres más superficiales de donde pueden extraerse para ser utilizados por la industria. Estos recursos son de gran valor económico para la sociedad, pues son la materia prima de las actividades secundarias que desarrollan empresas nacionales y extranjeras.
Históricamente, la minería mexicana se ha centrado en la explotación de metales preciosos, como el oro y la plata, cuya producción se concentra en los estados de Zacatecas, Chihuahua, Sonora y Durango. Estos metales se utilizan, por ejemplo, en la industria joyera de ciudades como Taxco y Guadalajara, además de ser productos de exportación.
Los minerales metálicos no-ferrosos, como el cobre, el plomo, el cinc y el estaño, se extraen de la Sierra Madre occidental, en Sonora, Chihuahua y Durango, así como en la sierra de Guanajuato y en estados como San Luis Potosí, Zacatecas y Guerrero.
Los minerales ferrosos como el molibdeno, arsénico, bismuto y antimonio son básicos para la industria y se usan en el pulimentado de sus productos, en aleaciones metálicas, máquinas y soldadura, así como para diversas ramas industriales, como la química de los fertilizantes o de los acumuladores y la petroquímica. También se usan en la producción y terminación de una gran variedad de artículos de consumo, como el recubrimiento en productos de línea blanca (estufas, refrigeradores o lavadoras) y en aparatos eléctricos. La versatilidad de su aplicación explica su amplia localización, sobre todo en los estados con mayor actividad industrial en el país: Distrito Federal, Veracruz, Nuevo León, Coahuila, Puebla y Jalisco.
Los yacimientos de minerales no metálicos, como el azufre, la dolomita, la arena sílica, el yeso, la barita, el feldespato, el caolín, la sal y el sulfato de sodio, se localizan en los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato, Tabasco y Chiapas. De estos materiales se derivan actividades como la alfarería y la cerámica, recubrimientos, vidrio, cemento, cal y yeso que se producen en el país.
El carbón, hierro y manganeso se obtienen en la Sierra Madre occidental, en Chihuahua y Durango, principalmente; en Coahuila, Colima y Michoacán de manera secundaria. Estos metales son la base de la industria siderúrgica para la fabricación de máquinas, herramientas y manufactura de artículos metálicos que abastecen de materias primas a diversas industrias.
En los últimos años, la minería ha disminuido su participación en la economía nacional y casi la totalidad de la producción la realizan empresas privadas con inversiones de capital extranjero, entre ellas Minera México, de Industrias Peñoles. Esto reafirma la función de México como proveedor de materias primas y no de productos procesados.