Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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7.2.4 Distribución de los recursos edáficos y biogeográficos

El suelo es el recurso donde habitan numerosas especies animales y vegetales; además, de acuerdo con su composición y grosor, facilita o inhibe el desarrollo de las actividades agrícolas. En el caso de México, la superficie cultivada representa 10% de la extensión total del país y aunque se trata de una extensión pequeña estos suelos no están exentos de problemas como:

a] Inundaciones, principalmente en las cuencas bajas de los ríos de Tabasco y del sureste de Veracruz, donde es necesario desarrollar obras hidráulicas que contengan los desbordamientos ante lluvias extraordinarias.

b] Escasez de agua debido a la distribución desigual de los cauces, debida a la configuración física del territorio, pues 76% del agua fluvial utilizable se encuentra en la vertiente del Pacífico, 20% en la vertiente del Golfo y sólo 4% en las extensas zonas del norte del país.

c] una parte de las tierras que potencialmente pueden ser cultivadas presentan diversos grados de erosión. Existen lugares donde el daño alcanza 80% de su superficie, como es el caso de Tlaxcala donde al igual que en otras entidades el proceso de erosión es consecuencia de factores económicos y sociales, pues se sustituye la vegetación originaria por actividades económicas más rentables para la población.

La frontera agrícola se ha expandido gracias a la sustitución de la vegetación original, lo que ha afectado a las regiones naturales del país. un ejemplo de esto es que cerca de 13% de la selva húmeda ha sido ocupada por actividades agrícolas y ganaderas, sobre todo en Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas.

Por otro lado, la zona tropical subhúmeda ha sido reemplazada por cultivos en 24% de su superficie original; a esto se suman miles de hectáreas que han sido consumidas por el fuego descontrolado que se usa para desmontar y limpiar de hierbas y arbustos indeseables las áreas agrícolas.

En la zona de bosques de pinos y encinos de los estados de Veracruz, Chiapas y Guerrero, alrededor del 8% de la superficie cultivable se encuentra ocupada por café, cultivo que por sus características permite que la modificación de la vegetación originaria sea menor. En cambio, otros cultivos como el maíz requieren de un desmonte total de los pinos y encinos, lo que perturba comunidades bióticas de cerca de 15% de la superficie de esta región.

principales ramas de la geografía Humana
En el mapa se observa un gran déficit de espacios irrigados para un país con un índice de ruralidad aún elevado, si atendemos el total del suelo dedicado a la agricultura.
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En las regiones áridas y semiáridas, la escasa precipitación limita la práctica agrícola. Es por ello que se han realizado obras de irrigación mediante la construcción de presas y pozos que han contribuido al desarrollo de la agricultura aproximadamente en ocho millones de hectáreas; sin embargo, pese a los logros obtenidos en este rubro, la extracción continua del agua del subsuelo en las zonas áridas afecta el nivel freático.

Los recursos biogeográficos comprenden los tipos de plantas, desde los grandes árboles presentes en bosques y selvas hasta las cactáceas de las zonas áridas. En cuanto a la fauna, comprende todas las especies animales existentes en el territorio mexicano. Sin embargo, el uso intensivo de estos recursos ocasiona su disminución o extinción. De seguir esta tendencia, para el año 2010 la vegetación original reducirá su superficie a 35 millones de hectáreas, en comparación con los 80 millones que existían en 1980. Esto ilustra el uso indiscriminado de los recursos vegetales.

La cobertura vegetal ha sido sustituida por cultivos o pastizales para la ganadería. Estos últimos abundan en el norte semiárido y árido del país, aunque también se han extendido en los últimos años hacia las zonas tropicales húmedas. Las áreas de pastizales naturales que son dedicadas al pastoreo suman 74 millones de hectáreas de las zonas áridas y semiáridas, las cuales están sometidas a una alta densidad de pastoreo de una cabeza de ganado por cada tres o seis hectáreas, cuando lo recomendado es de 11 a 22 hectáreas por cabeza. Esto es indicativo del sobrepastoreo que existe en el país, el cual degrada la cobertura del suelo y su vegetación natural.

En las zonas húmedas y subhúmedas se ha sustituido la vegetación nativa. Así sucede en Tamaulipas, donde 73% de su territorio se dedica a las actividades agropecuarias. Asimismo, en Chiapas y Veracruz se dedican 53% y 62% de su territorio, respectivamente, a estas actividades. En el caso de Tabasco, las selvas cubrían 48% de su superficie y, en la actualidad, se han reducido a menos de 9%; la ganadería ocupa, por lo menos, 19% de la superficie que antes ocupaba la selva. La selva baja caducifolia también sufrió un fuerte impacto en Yucatán, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Jalisco, donde 20% de la superficie estatal se dedica a la ganadería.

Las actividades forestales en México incluyen la explotación de recursos maderables y no maderables, pero la mayor parte se enfoca hacia el aprovechamiento de los bosques templados y fríos y, en menor medida, de las selvas; la extracción excesiva de madera reduce la extensión de estas regiones con graves consecuencias, como la erosión de los suelos y la pérdida de biodiversidad.

Tanto el pino como el encino son materia prima para la producción de celulosa y papel, madera aserrada y la manufactura de muebles; al ser las especies más utilizadas se ha reducido drásticamente la extensión de los bosques en estados donde la actividad forestal se realiza intensamente, como Chihuahua y Durango, seguidos de Jalisco, Michoacán, México, Oaxaca y Puebla.

En las zonas tropicales las actividades forestales son de escala más reducida y la explotación maderable de especies como la caoba y el cedro rojo es la más intensa; estas especies se explotan en los estados de Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo y Campeche. En los últimos años, la extracción ha disminuido a causa de la reducción del espacio cubierto por selva, ya que su regeneración es extremadamente lenta.

En lo que se refiere a los productos no maderables como las resinas, raíces, ceras, gomas y fibras, se explotan en todas las regiones naturales de México para el autoconsumo y, en menor medida, para la industria.


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