Los recursos naturales se clasifican en renovables y no renovables. Los renovables tienen una fuente de abastecimiento que se considera inagotable porque su regeneración se da en forma continua, cíclica y natural; se podrían utilizar indefinidamente siempre y cuando el ritmo de explotación no rebase al de producción. Es el caso de los recursos de origen biológico, de los hídricos y de los edafológicos, los cuales existirán en la Tierra independientemente de la presencia humana.
Los recursos no renovables, por el contrario, no pueden regenerarse por sí mismos. Se trata de los minerales y de los energéticos fósiles, que tienen su origen en procesos geológicos que transcurren con lentitud en comparación con la escala humana del tiempo, pues se requieren millones de años para su formación. Cuando un recurso no renovable se agota, porque su existencia es limitada, tiene que ser sustituido por otro de características y usos similares.