Los usos a los que se destina el agua son de dos tipos: consuntivos y no consuntivos. Los consuntivos disminuyen la cantidad de agua disponible o afectan su calidad; los no consuntivos no influyen en ninguno de los aspectos anteriores y el agua disponible puede utilizarse para otros fines.
Los usos agropecuarios se refieren a la utilización del agua en los procesos de producción agrícola y ganadera, donde la mayor parte del agua se consume en la irrigación y en labores de aseo de los hatos y de las instalaciones. Los usos urbanos o domésticos se refieren a las redes de agua potable, y los usos industriales suelen producir procesos contaminantes de importancia. Los usos no consuntivos se presentan en la producción de energía hidroeléctrica; los ecológicos remiten a los cuerpos de agua que sirven de hábitat a especies acuáticas, y los recreativos se refieren a la práctica de actividades de ocio y recreación.