El criterio demográfico ha sido el más utilizado para diferenciar los asentamientos urbanos de los rurales; sin embargo, sus rasgos exteriores, la organización y sus funciones también se usan para distinguir un espacio rural de uno urbano.
Una localidad o asentamiento urbano es todo asentamiento humano donde la población vive en forma concentrada. Está integrado por terrenos edificados y muestra diferentes usos del suelo: habitacional, industrial, comercial y servicios, entre otros. Presenta una continuidad física en todas direcciones a partir de un punto, hasta ser interrumpida por un cambio en el uso del suelo no urbano, como puede ser el forestal o el agropecuario. No existe un acuerdo internacional sobre cuáles deben ser las funciones y el tamaño de la población que permitan definir una ciudad o asentamiento urbano.
Así, en países como Líbano, Arabia Saudita y Madagascar las localidades urbanas son aquellas que tienen 5 000 o más habitantes; en México el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha utilizado como límite cuantitativo el de 2 500 habitantes para clasificar un asentamiento como “urbano”; en tanto geógrafos del Instituto de Geografía de la universidad Nacional Autónoma de México sugieren un límite inferior a 10 000 habitantes para considerar urbano un asentamiento, porque la mayoría de su población labora en actividades industriales, comerciales y de servicios, cuenta con elevadas tasas de alfabetismo y de escolaridad, crecimiento de la población y atracción de inmigrantes, entre otros aspectos.
Cada asentamiento urbano presenta numerosos requerimientos sociales, económicos e incluso políticos, por eso tienen una organización espacial urbana. En ella intervienen viviendas, edificios, redes de transporte y comunicaciones, así como actividades industriales, comerciales o recreativas que la sociedad desempeña dentro de la ciudad, de modo que la localización y la distribución de estos componentes permiten conocer la organización de una ciudad.
Las ciudades tienen diferentes emplazamientos según el lugar concreto donde se localizan. Así, se distinguen ciudades emplazadas en montañas o colinas, en zonas costeras o junto a ríos o lagos. Históricamente la fundación de muchas ciudades del mundo se debe a su emplazamiento. En ocasiones este aspecto ha sido un obstáculo para el crecimiento de las ciudades, mismo que se puede superar, pero cuyos efectos alteran el entorno ambiental y social.
Las manifestaciones culturales propias de algunos grupos humanos han determinado la organización de sus asentamientos. Por ejemplo, es común que en el centro de los mismos se encuentren las iglesias o templos religiosos e incluso se instalen las oficinas de gobierno y las principales áreas comerciales. Al paso del tiempo, la ciudad crece y aparecen nuevos centros o subcentros económicos que apoyan o descargan la actividad propia del centro de la ciudad.
La trama urbana es el trazado o entramado de calles, avenidas, viviendas y edificios en una ciudad. Ésta es el resultado de las distintas fases de crecimiento y del proceso de urbanización que se manifiesta en cada ciudad. De este modo se identifican tramas urbanas irregulares, ortogonales o rectilíneas, así como radiocéntricas (en círculos como una telaraña). Hay ciudades donde predomina alguna de las tramas anteriores, pero en otras se identifican los tres tipos. Por ejemplo, en ciudades o poblados antiguos, los barrios tienen calles estrechas, pero éstas se hacen más rectilíneas a medida que la ciudad se planifica.
Un rasgo visual característico de las ciudades en países de menor desarrollo es la existencia de asentamientos de población precarios con escasa infraestructura física, en especial en la periferia urbana, los cuales contrastan con los enclaves residenciales de grupos sociales con mayores ingresos económicos donde la planificación y la dotación óptima de servicios evidencian una segregación social y económica.
Las funciones urbanas son aquellas actividades que desarrolla la población que reside en la ciudad para satisfacer sus necesidades y las de otras zonas aledañas o lejanas. una de las principales funciones urbanas es fungir como centro de organización política. Por esta razón, algunas localidades son las capitales de sus respectivos territorios administrativos, como sucede con las ciudades de Bogotá, Madrid, París o El Cairo. También se distinguen funciones militares, comerciales, industriales, culturales e incluso turísticas, no obstante, en la actualidad la mayoría de las ciudades son multifuncionales.
Las ciudades no son independientes ni autosuficientes; su funcionamiento depende de su posición jerárquica, de su evolución, así como de las relaciones que presentan con otros asentamientos humanos mayores o iguales a ellos.
Por último, se puede afirmar que las ciudades o los asentamientos rurales ofrecen ventajas y desventajas para la población que radica en ellos. Por ejemplo, una ventaja de las ciudades es la concentración y variedad de comercios y servicios, pero la contaminación y la concentración de personas puede limitar la calidad de vida de sus habitantes. Por su parte, en las zonas rurales la escasa población limita la gran variedad de servicios o comercios propios de las ciudades, pero a su vez evita el estrés y la tensión por problemas de tránsito vehicular, entre otros aspectos.