La estructura de la población permite, entre otras cosas, el conocimiento y análisis de la edad y el sexo de la población. Para cualquier país es relevante conocer si su población está compuesta por jóvenes o adultos. En el primer caso, sus intereses se orientarán hacia necesidades como escuelas, hospitales infantiles o una gran cantidad de médicos pediatras; en el segundo, supondrían gastos por jubilación, centros para la tercera edad y servicios geriátricos. Además, tener conocimiento del reparto de edad permite hacer previsiones y planificar las necesidades a largo plazo.
En la actualidad, una persona de 60 años no es considerada como un adulto mayor y tiene por delante unos años más; en tanto que, a principios del siglo XX, la esperanza de vida promedio de un hombre era de 34 años. Igual ocurre con el concepto de joven, ya que esta etapa de la vida se prolonga por más años. Así, por ejemplo, una joven de 14 años nos parece una niña, cuando en otras épocas se consideraba preparada para el matrimonio, así como en otros lugares de la Tierra sería considerada una adulta.
Existen varias formas de clasificar y organizar la información relativa a edad y sexo, pero quizá las más usadas sean por grupos de edad y por pirámides de edad.
La clasificación por grupo de edad consiste en distribuir a la población en los siguientes sectores:
En ocasiones, para ajustar dicha clasificación a la edad de trabajo y de jubilación, algunos países consideran a las personas como jóvenes hasta los 19 años y como adultos mayores a partir de los 60 años.
La pirámide de población es una forma de representación gráfica de datos estadísticos básicos: sexo y edad de la población de un país. Éstos permiten las comparaciones internacionales y una fácil y rápida percepción de varios fenómenos demográficos, tales como el envejecimiento de la población, el equilibrio o desequilibrio entre sexos, e incluso el efecto demográfico de los desastres naturales y las guerras.
Los grupos de población están establecidos como generaciones, por lo general de cinco años, que se representan en forma de barras horizontales que parten de un eje común: hacia la izquierda los hombres, hacia la derecha las mujeres. Cuanta más edad tenga una generación, mayor será el número de componentes que han fallecido. Por ello se esperaría que estos grupos de edad fuesen cada vez menores conforme se suben peldaños en la pirámide. Eso ocurre, efectivamente, en las pirámides de algunos países en desarrollo. Sin embargo, en las de las naciones más desarrolladas, el uso general de métodos anticonceptivos y los avances en los servicios de salud, provocan que las pirámides se aproximen más bien a una forma rectangular, con todas las generaciones de igual tamaño e incluso a formas de “pirámide invertida”, en las que las nuevas generaciones son cada vez menos numerosas.