Enciclopedia de Conocimientos Fundamentales
UNAM ˜ SIGLO XXI


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3.3.3 Importancia de la natalidad y la mortalidad

El crecimiento natural presenta dos componentes principales: la mortalidad y la natalidad; es justamente en la mortalidad donde inicia el cambio demográfico mundial y de un país.

principales ramas de la geografía Humana

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La proporción de los adultos mayores es más alta en los países desarrollados que en los países en desarrollo.

La tasa de mortalidad se utiliza para evaluar las defunciones de un grupo de población. El retroceso de la muerte en algunos lugares como Europa se inició a finales del siglo XVIII y, ya para terminar el siglo XIX, se llegó a cifras muy bajas. Dos factores coincidieron para que esto ocurriera: por un lado, mejoras en la alimentación y, por el otro, los avances médicos. Hoy en día, el retroceso de la mortalidad se ha extendido a la gran mayoría de los países del mundo, siendo muy pocos los que mantienen tasas elevadas.

Uno de los factores que más modifica la tasa de defunciones es la mortalidad infantil, es decir, la que relaciona el número de niños muertos antes del primer año de edad con el número de nacidos vivos en ese año. Las mayores tasas de mortalidad infantil se presentan en países africanos y, sobre todo, en la población de zonas rurales o de grupos étnicos.

La mortalidad, en los países con tasas más altas, tiene como causas fundamentales la carencia de alimentación, la presencia de enfermedades y la falta de higiene.

El otro componente es la tasa de natalidad, que corresponde al número de nacimientos de un grupo de población. Las tasas de natalidad se han mantenido altas en muchos de los países del mundo, ya que como parte del proceso de transición demográfica reducen primero la mortalidad y posteriormente la natalidad. Esta situación se debe a una serie de factores que de forma conjunta condicionan la natalidad. un factor importante en la evolución de los nacimientos ha sido la política demográfica de los distintos países.

Las Naciones unidas y otros organismos internacionales se han mostrado partidarios de adoptar políticas que conduzcan a una limitación del crecimiento de la población, pues se considera que la natalidad no se reducirá espontáneamente.

Las políticas de población persiguen cambios en el crecimiento demográfico, en la composición y en la distribución. Su objetivo no es sólo la reducción del crecimiento, sino propiciar el desarrollo humano sostenible, que abarca una vida prolongada, saludable y plena. Sin embargo, la mayoría de las políticas de población se centran en la planificación familiar y una serie de acciones que buscan controlar la natalidad.

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La mortalidad infantil se relaciona con las condiciones económicas y sociales de los países. FUENTE: Atlas The World Bank, 2007.
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Los cambios en la natalidad muestran los efectos de las políticas de control natal. FUENTE: Atlas The World Bank, 2007.

En los países en desarrollo –donde el crecimiento demográfico es difícil de controlar–, las políticas de los gobiernos se justifican, en primer lugar, porque existe discrepancia entre las ventajas de tener muchos hijos (mano de obra, apoyo para la vejez) y las desventajas sociales que ello representa (costo de educación, salud, falta de oportunidades, empleo). otra razón se refiere a cubrir las necesidades de planificación familiar que las propias personas demandan.

Los elementos de una política de población abarcan, entre otros, la planificación familiar, la estructura y composición de la población (en especial la situación de la mujer), los gastos sociales dirigidos a los diferentes estratos de la población (niños, jóvenes y adultos), la distribución de la población y las migraciones.

La planificación familiar es un aspecto importante de toda política de población. Se fundamenta en el derecho de los padres de determinar libre y responsablemente el número de hijos que desean tener y el periodo para procrearlos, así como la información y medios para hacerlo.

Uno de los aspectos a destacar, y a veces el principal objetivo de la planificación familiar en la mayoría de los países en desarrollo, es el control de la natalidad, interpretada como el descenso de la elevada fecundidad y, por tanto, el control del crecimiento y del tamaño definitivo de una población; por ello, se suele asociar el crecimiento demográfico con un control de la fecundidad y con la planificación familiar adecuada, la presencia de enfermedades y la falta de higiene.

Los métodos para controlar los nacimientos son diversos y abarcan desde medidas como la edad legal para el matrimonio hasta técnicas anticonceptivas. Se ha observado que un método indirecto de controlar y reducir el número de nacimientos es invertir en servicios sociales; por ejemplo, en educación, salud o nutrición. Con ello se consigue disminuir el tamaño de las familias y se combaten otros problemas, como la pobreza o la marginación.

Los gobiernos pueden influir en la natalidad de su país al aplicar una política natalista que apoye los nacimientos mediante ayudas o subsidios, como es el caso de Finlandia, donde se apoya económicamente a la mujer embarazada, o por el contrario, con una "política restrictiva" que adopte programas de planificación familiar, obligación de esterilización o prácticas de control más rígidas, como ocurre en China, donde se limita a las familias a tener sólo un hijo. En México, desde los años ochenta, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) promueve el control natal con diversas campañas.

Existen otros factores que influyen en la política de población. Por ejemplo, las religiones, pues en muchos casos éstas favorecen la natalidad, aunque algunas la promueven especialmente, como la católica y el Islam. Hay aspectos culturales propios de cada comunidad que influyen de manera decisiva en el crecimiento poblacional, como es el caso de las costumbres que condicionan la edad para celebrar los matrimonios, así como el número ideal de hijos. Igualmente son importantes elementos biológicos como las edades y el sexo de la población, ya que afectan decisivamente la natalidad.

Sin duda, los factores más determinantes son los económicos, pues la situación económica de un país está relacionada con las tasas de natalidad. En general, a mayor nivel de desarrollo, menor es la natalidad. Los países en desarrollo presentan las tasas más altas, mientras que los más desarrollados presentan menor número de nacimientos. Esto se debe a la incorporación de la mujer al trabajo y al deseo de mantener un alto nivel de vida. También la población rural presenta mayores tasas de natalidad en comparación con la población urbana, aunque en zonas de emigración se mantiene alto el número de nacimientos.


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