Además de los cambios en su cantidad, la población mundial avanza paulatinamente hacia el envejecimiento de su estructura por edades. Se espera que entre 2000 y 2050 disminuyan los grupos más jóvenes de la población, sobre todo entre los menores de 15 años, y que aumente la población en edad laboral y los adultos mayores. Es también factible que, debido a la mayor esperanza de vida de las mujeres, su número y peso relativo en las edades avanzadas sea mayor. Estas diferencias ya eran notables en el año 2000, pero se acentuarán en el futuro.
Según las tendencias previstas del envejecimiento demográfico mundial, se estima que en 2030 este porcentaje ascienda a 16.6% y en 2050 a 21.4 por ciento. En otras palabras, mientras que en 2000 una de cada diez personas en el mundo era un adulto mayor, a mitad de siglo será una de cada cinco.
Entre los adultos mayores el grupo que crece a un ritmo acelerado es el de las personas de más edad. En 2000 había alrededor de dos adultos entre 60 y 69 años por cada adulto de 70 años o más; en 2050 se espera que se iguale esta cifra, e incluso sea ligeramente superior para las personas de edades más avanzadas.
Actualmente, los países desarrollados tienen las poblaciones más envejecidas, pero en unas cuantas décadas muchos países en desarrollo alcanzarán esos niveles de edad avanzada de sus habitantes.
El envejecimiento de la población también se observa en la proporción que representa el grupo de 60 años y más, respecto al total de habitantes de los países. Los países europeos, junto con Japón, son los que se encuentran más avanzados en este proceso. En la mayoría de ellos, al menos una de cada cinco personas tiene 60 años de edad o más.
Todos los países, en menor o mayor medida, enfrentarán un proceso de envejecimiento en las próximas décadas, con excepción de la mayor parte de los países africanos, donde la transición demográfica está actualmente en un proceso incipiente.
La mayoría de los adultos mayores se encuentra en los países menos desarrollados, a pesar de que éstos se sitúan en una fase menos avanzada del proceso de envejecimiento demográfico. En 2000, el número de adultos mayores en los países en desarrollo alcanzó 375 millones, lo que equivale a 62% del total de adultos mayores en el mundo, pero sólo a 7.7% de la población de estos países. En cambio, 232 millones de adultos mayores residían en los países desarrollados, tan sólo el 38% de la población mundial mayor de 60 años, pero 19.4% de su población total. Se espera que el porcentaje de adultos mayores que reside en los países en desarrollo se incremente aún más en los próximos decenios, de tal forma que casi 80% de los 1 900 millones de personas de 60 años o más que habrá en 2050 residirá en los países que hoy tienen los menores niveles de desarrollo.
En el caso de México, la pirámide de población perderá su forma triangular, característica de una población joven, para adquirir un perfil rectangular abultado en la cúspide, propio de las poblaciones envejecidas.
La evolución previsible de la fecundidad y de la mortalidad permite anticipar que la base de la pirámide continúe reduciéndose, por lo que la población infantil tendrá menor peso relativo y será menos numerosa. Las cuantiosas generaciones que nacieron en la época de alta fecundidad (1960-1980) comenzarán a engrosar la parte superior de la pirámide conforme alcancen la edad de 60 años. Esto producirá notorios cambios en la forma de la pirámide, que será cada vez más amplia en su cúspide y más estrecha en su base.
El proceso de envejecimiento demográfico de México es irreversible, pues los adultos mayores del mañana ya nacieron. Las generaciones más numerosas, las nacidas entre 1960 y 1980, ingresarán al grupo de 60 años y más a partir de 2020. Esto se refleja en el aumento de las proporciones de adultos mayores en los próximos decenios. En 2000, la proporción de adultos mayores fue de alrededor de 7.0 por ciento. Se estima que este porcentaje se incremente a 12.5% en 2020 y a 28.0% en 2050.
México se transformará paulatinamente en un país con más adultos mayores que niños. El índice de envejecimiento de la población permite apreciar la relación numérica que hay entre niños y adultos mayores.