La mayoría de los desastres tienen como origen un fenómeno natural, por lo que se les suele llamar desastres naturales, aunque en su desarrollo y consecuencias tiene mucho que ver la acción del hombre. otro tipo de desastre se genera directamente por las actividades humanas y principalmente por la actividad industrial que implica frecuentemente el manejo de materiales peligrosos. Éstos se han definido como desastres antrópicos, sociales o tecnológicos.
El desastre es un evento destructivo que afecta significativamente a la población, en su vida o en sus fuentes de sustento y funcionamiento. Su ocurrencia implica la conjunción de dos factores: un fenómeno, natural o social, que alcanza proporciones extraordinarias, y ciertos asentamientos humanos y sistemas físicos expuestos a la acción de dicho fenómeno. Así, un gran sismo constituye un peligro por sí mismo, aunque si ocurre en una zona deshabitada no afectará a ninguna población.
Se emplea el término genérico de agentes perturbadores para denominar a los diferentes fenómenos que pueden causar un desastre (sismos, ciclones, incendios, explosiones y deslizamientos, entre otros) y el de sistema afectable, para designar a los conjuntos sociales y físicos que están expuestos al agente perturbador y que pueden quedar dañados por éste en un grado tal que constituye un desastre.
La distinción entre los dos sistemas, el perturbador y el afectable, es clara en la mayoría de los fenómenos naturales, pero no lo es en algunos de ellos y, sobre todo, en aquellos desastres generados por la propia actividad humana. De esta manera, un incendio forestal con frecuencia es provocado por la existencia de asentamientos humanos, que a su vez son los que sufren las consecuencias del mismo, y es la interacción entre sistemas sociales y físicos, sean naturales o tecnológicos, la que produce el evento destructor.
Los agentes perturbadores representan una amenaza, de la cual es necesario determinar el potencial o peligro de llegar a generar desastres, cuando incide en ciertos sistemas afectables. El potencial de desastre depende del tamaño del sistema expuesto al mismo (cantidad de población, bienes e infraestructura).
El potencial de desastre también depende de la vulnerabilidad de los sistemas expuestos, o sea de su predisposición a ser afectados por los agentes perturbadores. Por ejemplo, una ciudad cuyas edificaciones respetan el reglamento de construcción, en cuanto a la seguridad requerida para los efectos sísmicos, es mucho menos vulnerable ante la ocurrencia de un sismo que otras donde las construcciones no están preparadas para resistir dicho fenómeno.
Por otra parte, un lugar con población que cuenta con una organización y preparación para responder de manera adecuada ante la inminencia de una erupción volcánica o la llegada de un ciclón tropical, por ejemplo, mediante sistemas de alerta y planes operativos de evacuación, presenta menor vulnerabilidad que otro que no esté preparado de esa forma.