La combustión es la reacción química más conocida. Su fama no es gratuita. El término combustión no se refiere a una, sino a toda una clase de reacciones: todo aquello que se quema, se oxida, se echa a perder o envejece pertenece a esta clase de reacciones. Muchas de las sustancias que conforman los materiales que nos rodean reaccionan con el oxígeno gaseoso del aire (O2); y forman otras sustancias conocidas como óxidos, por ejemplo el dióxido de carbono (CO2), el cual también es producto del proceso de respiración y es reactivo para el proceso de fotosíntesis; el óxido de hierro (Fe2O3), que constituye la herrumbre, y el óxido nitroso (N2O), que se adiciona a los motores de los autos "tuneados" (modificados) para aumentar su potencia. Además de los óxidos, durante la combustión se forma agua y una gran cantidad de energía. Esta capacidad para obtener energía hace atractivas y valiosas a estas reacciones. Y esa energía permite que los automóviles y casi todas las máquinas funcionen. Además, estas reacciones se utilizan para calentar o enfriar las casas e incluso para realizar actividades físicas e intelectuales.
Empresas socialmente responsables
En muchas ocasiones, en la preparación de embutidos, como jamón y salchicha, los fabricantes mezclan la carne con almidón o fécula de papa para aumentar el rendimiento económico del producto. Ellos tienen la obligación de reportar que sus embutidos contienen almidón y en qué cantidad; sin embargo, no siempre lo hacen. Una parte importante de la química consiste en el análisis de productos y en el estudio de las reacciones que nos permiten reconocer a las sustancias presentes y la cantidad en que aparecen en los mismos. Esto es particularmente importante en el caso de las salchichas, porque el almidón puede causar trastornos en las personas con diabetes y puede fomentar la obesidad en los niños.
Por ello, muchas empresas no usan almidón o tienen el cuidado de no engañar a sus consumidores y muestran con claridad el contenido de sus productos, pero otras desafortunadamente no lo hacen. Algunas empresas se preocupan por sus consumidores, respetan los derechos humanos, superan los mínimos requeridos por la ley, tratan justamente a sus trabajadores, respetan el ambiente y se integran a la comunidad, emprendiendo acciones sociales que beneficien a la misma. A estas compañías se les llama empresas socialmente responsables. Y en este sentido, los conocimientos de química pueden ayudar a las personas a tomar mejores decisiones como consumidores.